domingo, 30 de agosto de 2009


“Cuando el hombre descubrió su sombra y jugó con ella, nació el títere”
El inicio de las marionetas y el teatro de sombras está vinculado desde sus orígenes a la religión, representando la lucha entre el bien y el mal. En Asia este carácter aún se conserva en el wayang kulit de Java y Bali, donde el “dalang” (titiritero) en conjunto con sus “gamelanes” (músicos) realizan un espectáculo en que se unen, la religión y la tradición, a la música, las sombras, los aromas y cantos, en una unión indisoluble de lo místico, la elevación, la unión de las almas.

Nuestra cultura latinoamericana ha tomado parte del legado de los antiguos maestros y la ha adaptado, dándole identidad y sentido de pertenencia, por eso no hablamos de sombras chinas, sino de teatro de sombras. Y cada vez hay más personas que lo practican cautivando a los espectadores niños, jóvenes y adultos por la mezcla de recursos audiovisuales, teatro, títeres, perfomance y efectos visuales producidos entre otros medios por la iluminación.

Pero este género que combina técnicas milenarias y modernas tiene un desarrollo insuficiente en nuestro país.
Somos escasas las compañías que tenemos montajes exclusivos de teatro de sombras: Luciérnaga Mágica, La Bombilla, El Kanelo Mágico, Equilibrio Precario, entre las más antiguas y más recientemente Nina Chiara.
Algunas como Ciklos, La Patogallina, Triciclo Pajarito, entre otras, han incorporado las sombras en sus montajes. Y nuevas compañías emergentes se unen a este grupo sin tener todavía la posibilidad de dar a conocer su trabajo.
Varios pueden ser los motivos de esta debilidad.
Según nuestra percepción se debe, entre otros motivos, al desconocimiento de la técnica y a las pocas o nulas representaciones en el país con las que poder retroalimentarse.
Por otra parte, la mayoría de los “sombristas” hemos adquirido nuestros conocimientos en forma autodidacta y solo en algunos casos hemos tenido la posibilidad de estudiarlo como disciplina, lo que ha incidido en un nivel desigual.

A pesar de esto, los “sombristas” en nuestro país seguimos trabajando.

Realizamos en el año 1999 el 1er Encuentro de Teatro de Sombras a nivel nacional en la Estación Mapocho y en el 2006 el 1er Encuentro de Cortos en la UTEM. Esto nos permitió darnos cuenta y reflexionar sobre muchas cosas. Por ejemplo, que el aprendizaje aislado ha permitido hacer un interesante aporte al desarrollo de este arte en nuestro país, entregándole un sello, conjugándolo con nuestra riqueza cultural y nuestro realismo mágico porque al representar un cuento, un mito, una imagen, estamos no solo haciendo teatro de sombras, sino mostrando nuestra cultura, nuestra cosmovisión. Esto lo ha potenciado, multiplicado y diversificado. En otro sentido, hemos compartido que el interés que despierta en niños y jóvenes, a través de los talleres que hemos realizado, radica en que lo asocian a la Televisión y a la animación. Observamos que el teatro también se ha enriquecido con este recurso que posibilita una exploración expresiva y técnica.

Sin embargo nos parece que para la consolidación de este género como tal en nuestro país es necesario seguir difundiéndolo en espacios de relevancia cultural y realizar en forma más permanente actividades que puedan acercarlo al público.

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